Mejorar el desempeño en Medio Ambiente, Salud y Seguridad (EHS) debería ser simple, ¿no? Establecer algunos objetivos, definir los procesos para cumplirlos e implementar los sistemas de mejora continua, pero todos sabemos que, es un poco más complicado que eso. El eslabón perdido es a menudo la dimensión de las personas, creo que muchos estamos de acuerdo en que las principales barreras para la mejora del rendimiento de EHS se relacionan con las personas y los problemas de organización, y los enfoques que puede tomar para superarlos cambiando la cultura de la organización.
El problema básico
Alinear personas en diversas partes de una empresa y que estás cumplan las descripciones de su puesto y además las de EHS puede ser complicado. Los datos de la Encuesta de gestión de EHS de LNS Research muestran que los principales desafíos para la mejora del rendimiento de EHS son (en orden de importancia)
- Mala colaboración interfuncional
- Sistemas con datos dispares
Casi la mitad de los encuestados nombran a cada uno de estos como una barrera superior que limita el cumplimiento del departamento de EHS. Juntos, estos factores dificultan que las personas trabajen al unísono en EHS o en cualquier otra iniciativa de mejora operativa para ese asunto. Esta es una situación de “gallina y huevo” en la que los sistemas dispares tienden a obstaculizar la colaboración, y la mala colaboración interfuncional puede contribuir a un entorno de sistemas fragmentado. A pesar de todo, el problema básico que retrasa la mejora del rendimiento de EHS es la prevalencia de comunicación fragmentada entre departamentos.
La colaboración como requisito previo para la excelencia operativa
La plataforma de Excelencia Operacional de una organización se basa en cinco pilares de gestión funcional: operaciones, desempeño de activos, calidad, energía y EHS. La efectividad con la que una organización ejecuta estas funciones organizacionales de manera coordinada determina en gran medida el rendimiento operativo y el éxito de las iniciativas de mejora.
Estas barreras no se pueden solucionar separadamente, ya que abarcan tecnologías de la información (ERP), problemas de organización y procesos comerciales; pidiendo un enfoque completo. No existe una solución o tecnología milagrosa que funcione aisladamente. De hecho, los estándares ampliamente extendidos del sistema de gestión, como ISO 14001 y OHSAS 18001, requieren un enfoque que integre las capacidades de las personas, los procesos y la tecnología. Se muestran tres líneas de trabajo con lo que se puede comenzar a generar ese cambio:
- Personas: liderazgo, participación ejecutiva, compromiso de los empleados, revisión de la gestión
- Procesos: obligaciones de cumplimiento, gestión de riesgos, auditorías, análisis del ciclo de vida
- Tecnología: estandarización de procesos, control operacional, métricas, informes, monitoreo
Cuando se trata de la gestión de EHS, el papel de las personas y la forma en que actúan individualmente e interactúan a través de las áreas de negocios son fundamentales. Las decisiones y acciones de las personas determinarán la efectividad de los sistemas de gestión de EHS en las operaciones cotidianas. Aquí es donde la cultura organizacional entra en juego.
El impacto de la cultura organizacional en el desempeño de EHS
El concepto de cultura organizacional a menudo se lleva a la discusión en el desempeño de EHS y por qué muchas empresas tienen dificultades para mejorarlo. “Cultura” es un término confuso. Si le preguntas a 5 personas de qué se trata, estoy seguro de que obtendrás al menos 10 definiciones diferentes. Una buena definición es cómo una organización hace las cosas, y cómo actúan las personas dentro de ella; incluso cuando nadie está mirando. Desde este punto de vista, la cultura se define por patrones de comportamiento que están conformados por muchos factores, como las estructuras organizacionales, los incentivos y, lo que es más importante, lo que los líderes de una organización dicen y hacen.