Investigadores de la Universidad Johns Hopkins informan que hay evidencia estadística de que los niños expuestos a partículas gruesas suspendidas en el aire, una mezcla de polvo, arena y emisiones de vehículos que no son del escape sino, por ejemplo, la goma de los neumáticos, tienen más probabilidades de desarrollar asma y necesitan tratamiento hospitalario u hospitalario más que niños no expuestos